La Viña del Señor

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viernes, octubre 13, 2006

Ella



Por qué vino a mí, aun no lo sé. Pero desde que apareció de nuevo en mi vida no he podido dejar de pensar en ella. Paso noches enteras recordándola, repitiéndola, evocándola. Se ha convertido en el objeto de mi vida y no descansaré hasta tenerla toda ella, completa, sólo para mí. Sé que pronto estaremos juntos y la ostentaré con altivez, para que todos me envidien.
Pero aún no está completa. Oh Ronda que no me deja pensar en otra cosa!!. He buscado por todos lados, pero el camino es tortuoso, lúgubre y funesto. Mientras en ella pensaba recordé que al orondo y borracho hijo de Rana se lo tragó un pato y que a doña Ratona la descuartizaron los gatos. Después descubrí que el pobre diablo de Mambrú termina así:

Por allí viene un paje,
¿Qué noticias traerá?
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
¿Qué noticias traerá?
-Las noticias que traigo,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
-Las noticias que traigo,
¡dan ganas de llorar!

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Dan ganas de llorar!

Mambrú ha muerto en guerra.
¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú ha muerto en guerra,
y yo le fui a enterrar.

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y yo le fui a enterrar!

Con cuatro oficiales
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Con cuatro oficiales
y un cura sacristán.

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y un cura sacristán.

Encima de la tumba
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Encima de la tumba
los pajaritos van,

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Los pajaritos van,
cantando el pío, pío,

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Cantando el pío, pío
el pío, pío, pa.

Y aun así la seguí buscando. Pero de las sombras del olvido tan sólo rescaté algunos fragmentos de ella. De la Ronda Infantil que no me deja descansar. La necesito completa:

A doña Pancha le gusta la carrancha,
Arroz de cucaracha y ceviche de ratón.
Por segundo plato vómito de gato,
Salpicón de perro y un vaso de pus.

Un, dos, tres. Todos a comer.
Mocos verdosos ricos y esponjosos,
Sangre cuajada para la ensalada,
...........

Somos los leprosos que más nos divertimos,
Tomamos........ y luego la escupimos,
...............

martes, octubre 03, 2006

Opúsculo del buen uso de las malas palabras o sobre el bien mal-decir

Después de haber descubierto que tengo un homónimo en Venezuela que ostenta el noble título de Presidente de la Real Academia de la Grosería, consideré oportuno socializar el tema del insulto y el oprobio a nivel nacional, ya que para ofenderse y ofender es necesario hablar el mismo idioma (pues quién demonios se ofendería si le gritan por la calle ¡cabeza de chola!). En efecto vituperar es más que una simple muletilla. Para lograr ofender a alguien se requiere no sólo de pasión y odio, sino que es menester dominar técnicas de grandilocuencia y retórica. Pero la Fortuna es traicionera y cuando llega el momento de vilipendiar al enemigo, los oprobios se quedan cortos y el agraviado termina siendo uno. Por eso nunca sobra tener a la mano un pequeño repertorio de malas palabras, que bien utilizadas y con la correcta pronunciación, pueden acoquinar a los más insolentes demonios, así como una buena maldición puede invocar a estos esbirros del Diablo.
Aborto del Infierno: La peor execración. Utilícese sólo en contados momentos para no gastar su efecto. Con dos veces en la vida basta.
Adán: Si usted va por la calle y escucha que lo llaman adán, no se confunda. Pues no es ni Adonis ni es galán. Todo lo contrario: lo están llamando Haragán! Sucio puerco y dejado, cochino roto y marrano.
Atorrante: Sujeto asqueroso e indeseado digno de una patada en el trasero que con insistente frecuencia pulula alrededor de las personas normales provocándoles intensas nauseas, dolor de cabeza, rabia contenida y una profunda necesidad de arrancarle la cabeza a su interlocutor. Por lo general su tez es grumosa y pegostosa (más allá del acné) y poseen una hedionda sonrisa que provoca estupor a quien la ve. (Tomado de La Real Academia de la Grosería). Nota: en algunos lugares de esta parte del plantea es el mismo sacamocos o sangrón.
Bobalicón: Prefiérase idiota, obtuso, majadero, fatuo e inclusive burro. Pero no bobalicón.
Birria: Adefesio, esperpento, espantajo, hazmerreír
Cretino: Aunque puede parecer inofensivo, bien dicho puede ser inquisitivo.
Desgraciado: Si se quiere aludir a la existencia mísera de un pobre diablo, es mejor utilizar pusilánime o apocado.
Exiguo: Miserable, ruin, mediocre, insignificante. Sólo funciona cuando se habla de alguien, no es un improperio directo.
Gaznápiro: Palurdo y simplón. Es un insulto sin demasiado significado, sólo se oye feo y ofende mucho al sujeto insultado.
Guarro: Al igual que Adán, cerdo y sucio. Vocalícese amplia y grotescamente para ver mejores resultados.
Guisote: No solamente se refiere al guiso ordinario y grosero, sino al bodrio, frangolio, pegote y batiborricho. Sinónimo de bazofia.
Huevón: Dígase guevón si se prefiere, pero escríbase huevón, huevón.
Mercachifle: guasón, farandulero, vanilocuo y saltimbanqui.
Sansirolé: papanatas, necio y pazguato.
Sátrapa: Parecido a mercachifle pero mucho más efectivo.
Secretorio: El mismísimo Onán, pero además con vómito y diarrea.

Parece un compendio parco y escueto, pero que se irá complementando con el tiempo.