La Viña del Señor

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sábado, agosto 26, 2006

Combo 2



ExampleLlegar con suficiente tiempo para comprar palomitas y Coca cola extra grande. Entrar cuando la película está casi comenzando. Sentarse en el puesto más intermedio posible. Ver la película con la novia abrazada a un lado y con la otra mano ir comiendo palomitas. Comer, tomar Coca Cola, darle besos a la novia, comer, tomar Coca Cola, darle besos a la novia. ¡Qué ignominia!!!! En primer lugar no son palomitas, así como tampoco son crispetas. Es maíz pira! En segundo lugar, no es que esté en contra de quienes comen maíz pira en el cine, estoy en contra de quienes tragan palomitas con la boca abierta. Grotescamente chasquean (si tal palabra existe) a lo largo de toda la película.
Para el neurótico ir a cine es otra cosa.
Llegar lo suficientemente temprano para escoger buenos puestos, a saber atrás junto al pasillo, así la única persona que está al lado de uno es o la novia o el amigo o el conocido.
Asegurarse de ir con alguien de confianza que se soporte la neurosis y que no le importe no comer.
Entrar apenas abran las puertas para escuchar incluso la musiquita antes de las propagandas y disfrutar del teatro en todo su esplendor.
Pero se ve venir. Allá, a lo lejos retumban los pasos de un vulgar chabacano y su novia. El balde. El gran balde de maíz pira (que por cierto es más caro que el cine). Lo ostenta con altivez. Lo cuida como a un niño. Se va acercando con una clara sonrisa de satisfacción mientras uno le vende el alma al diablo para que siente lejos, tan lejos como uno quiere tener a una bestia vulgar. Pero no. Resulta que el puesto perfecto no es el intermedio, de modo que pueda pasar por encima de los demás, el puesto perfecto de ese puerco orangután es siempre cerca de uno, del neurótico. Comienza a comer. Primero suave, luego aumentan las revoluciones y conforme se va desentendiendo de la vida social, se va compenetrando más con su alimento hasta que al final está tan concentrado en lanzarse e el maíz a la boca a la vez que va masticando amplia y bestialmente. Sin pudor alguno. El crujir de las muelas, el chasqueo de la lengua con los dientes y el borborigmo del gaznate mientras engulle, son las cosas en la que sólo los neuróticos reparamos. Me pregunto si no le dará pena con la novia. Pero sólo basta mirarla para darse cuenta de por qué no le da vergüenza. Mientras él (o eso) chasquea muy concentrado, ella se sorbe la cascarita del maíz de los dientes con un ahínco heroico y legendario. Aquel engendro, sin embargo, tiene un don atroz. Tiene la capacidad de hacer perenne la comida. No entiendo cómo logra rendirla hasta el final, sin haber parado de alimentarse ni un solo segundo.
Antes de comenzar la película, cuando advierten sobre no fumar, sobre apagar el celular y sobre no conversar, debería haber una última advertencia: ¡Por favor coma con la boca cerrada!

5 Comments:

At 7:36 p. m., Anonymous Anónimo said...

Es una desgracia ir a cine y estar rodeado de gente que va solo a hacer vida social y lo que menos les importa es la película. Prefiero ir a salas menos concurridas donde pasan películas más interesantes. Felicitaciones por su blog, es genial!!!

 
At 2:01 p. m., Anonymous Anónimo said...

El cine como cualquier otro espacio público es propicio para alterar a los más mojigatos. No existe nada comparable a la sensación de atormentar al vecino, de comerle en la oreja las palomitas, de opinar sobre la pelicula en voz alta, de hacer que suene el celular una y otra vez. Son esas pequeñas cosas las que nos recurdan la capacidad de penetrar el espacio privado.

 
At 2:06 p. m., Anonymous Anónimo said...

Enuncio unas breves lineas sobre cosas que soporto menos que el combo2:
1. Que alguien se suene la nariz en público.
2. Que dejen la tapa de la pizza abierta mientras engullen alguno de los trozos.
3. Que no se puedan quitar el moco permanante de una de sus fosas.
4. Trabajar con un estupido calentador sobre las boticas.
5. Que hablen utilizando expresiones idiomáticas de otras latitudes (selavi) y acentos del cono sur.

 
At 2:41 p. m., Anonymous Anónimo said...

Lo único que puede llegar a ser peor que aguantar la tediosa faena del cinematógrafo, es la de tener un amigo con el ombligo salido

 
At 12:11 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cuanta neura.
Camilot.... me dejas sin palabras. Juan pablo, hombre despiadado e irritante de corazón negro.
Maria fernanada, cuantos mocos comiste en tu infancia? seguro no fueron pocos.
Manolo,me gustaria conocerte.

 

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